El ático, que se propone como un espacio difuso, sin tabiques, en el que los límites entre las distintas estancias se difuminan, está destinado a una persona que vive sola. El olfato, el tacto y la vista son los materiales fundamentales de la construcción, junto con el deseo de producir o consumir experiencias, en compañía o en solitario: sentarse junto a la chimenea en invierno, leer en la terraza en medio del verdor, ver el cielo estrellado en una noche de verano
Ático en el centro de Madrid. Reestructuración que exalta el hedonismo y el placer
En el proyecto de reestructuración obra del estudio gon, las sensaciones definen la función de cada zona, el cuerpo es el protagonista de todas las experiencias que se pueden consumir dentro del espacio habitable, cambiante e híbrido
Las acciones de cocinar, comer, dormir, trabajar, socializar o descansar tienen lugar en un entorno determinado, con una condición escénica determinada, mientras que todo lo que concierne al cuidado del cuerpo o la limpieza tiene lugar en un conjunto de habitaciones comunicadas en el corazón de la casa
Un gran contenedor de madera ocupa el centro del ático, como si fuera un elemento de juego que crea misterio y sorpresa, en cuyo interior se encuentra el baño. El espacio doméstico está delimitado por una jardinera lineal de más de diez metros de longitud y por dos terrazas orientadas al sur, caracterizadas por paisajes vegetales
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