Renacimiento de una casa modernista: diseño interior entre historia e innovación.
Renacimiento de una casa modernista: diseño interior entre historia e innovación.

Renacimiento de una casa modernista: diseño de interiores entre historia e innovación.

En el corazón del pintoresco barrio Quadrat d'Or en Barcelona, se esconde una casa que parece contar siglos de historia. Construido en 1901, este edificio modernista, como muchos otros en la ciudad, ha experimentado transformaciones que han marcado su camino, cambiando su estilo, atmósfera e incluso su esencia. Lo que una vez fueron dos pisos distintos se unificó a mediados del siglo XX, manteniendo sin embargo intactas sus dos puertas de acceso. Y es precisamente desde aquí que comienza la nueva aventura de este proyecto de arquitectura de interiores, un desafío que el estudio ha abrazado con pasión y valentía.

Un palacio neoclásico que esconde un alma modernista

Al cruzar el umbral de esta residencia, nos encontramos con un fascinante contraste visual: las puertas y ventanas originales siguen allí, testigos de la autenticidad del lugar. Los suelos hidráulicos y las galerías con la luz que se filtra desde afuera, nos recuerdan el esplendor del modernismo catalán. Sin embargo, el espíritu modernista parece desvanecerse a medida que nos adentramos. En los años 50, el encanto original fue en parte oscurecido por la introducción de suntuosos elementos neoclásicos: columnas de mármol travertino, pilares, medallones y figuras decorativas, con el objetivo de crear una imagen de lujo y opulencia.

Cuando el edificio fue remodelado y las naves principales se fusionaron, se añadieron refuerzos estructurales, luego camuflados en un estilo neoclásico. Estas intervenciones no solo modificaron el espíritu original de la casa, sino que la transformaron en una especie de palacio neoclásico que ocultaba bajo su piel una historia mucho más antigua y fascinante.

Renacimiento de una casa modernista: diseño de interiores entre historia e innovación.

El desafío de un proyecto de transformación: entre tradición y modernidad

La misión para el estudio de arquitectura e interiores Estudio Vilablanch, que se hizo cargo de este proyecto, no era sencilla: ¿qué hacer con esas capas decorativas neoclásicas, añadidas posteriormente, que casi sofocaban la modernidad de la casa? Eliminarlo todo y empezar de cero habría sido una elección radical, pero también habría sido como borrar un capítulo de la historia de esa casa. El objetivo, más bien, era encontrar una manera de hacer convivir pasado y futuro, modernismo y neoclasicismo, en un diálogo armonioso.

Además, el gran desafío era hacer que esta casa de 650 m² no solo fuera hermosa, sino también funcional. Debía ser un refugio acogedor para dos personas en momentos de intimidad, y al mismo tiempo un espacio habitable para 14 personas cuando la familia se reunía. La idea correcta llegó de la herencia arquitectónica de José Antonio Coderch, quien en su proyecto La Herencia había concebido una planta flexible, capaz de adaptarse a las necesidades cambiantes de una familia.

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Soluciones flexibles: una forma de habitar modular

La inspiración de Coderch ha permitido encontrar la solución perfecta: puertas correderas y cerraduras herméticas, que pueden separar o unir las áreas de la casa según las necesidades. Ahora la casa se puede configurar como un único espacio con siete habitaciones o dividirse en dos apartamentos con entradas independientes. Un sistema modular que no solo optimiza el uso de los espacios, sino que se adapta perfectamente a la vida dinámica de una familia moderna.

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El poder del color: un relato de capas y transformaciones

Una de las intervenciones más audaces y creativas de este proyecto fue la elección de utilizar el color como herramienta de narración. Cada rincón de la casa fue pensado para contar una historia visual, donde el color marca el paso del tiempo y las diferentes etapas que esta vivienda ha atravesado.

Las naves principales fueron envueltas en cintas de color intenso, creando un efecto de marcaje en los suelos, techos y paredes perpendiculares a la fachada. En cambio, las paredes paralelas mantienen su color blanco original, como si quisieran respetar la pureza y armonía del espacio. Los elementos neoclásicos fueron resaltados con tonalidades de azul y verde, en homenaje a los colores de las fachadas y la carpintería original.

En las naves secundarias, los detalles ornamentales fueron eliminados, revelando una belleza industrial oculta: vigas de hierro, pilares y techos abovedados que ponen al descubierto la estructura de la casa, un recuerdo de su pasado más auténtico. Por último, los espacios que aún conservan elementos modernistas fueron pintados de blanco, un gesto simple pero poderoso que devuelve luz y dignidad a las molduras originales y a la carpintería de madera.

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Una segunda vida: promover la reutilización, no la demolición

Este trabajo representa uno de los proyectos de casas históricas, un brillante ejemplo de cómo el respeto por el pasado puede convivir con la innovación y la modernidad. La intervención, basada en el uso del color como elemento narrativo, no solo ha dado vida a los espacios, sino que también ha promovido la reutilización de elementos añadidos hace 70 años, evitando la demolición. De esta manera, la casa se ha convertido en un ejemplo de sostenibilidad y creatividad arquitectónica, un lugar donde el pasado no se borra, sino que se reinterpreta con respeto y humor.

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