En el corazón histórico de Moscú, la oficina de SLAVA 2024 representa un perfecto ejemplo de reinterpretación moderna de los principios del Suprematismo. Este movimiento artístico ruso, fundado por Kazimir Malevich, ha inspirado un ambiente donde la geometría, la luz y la funcionalidad dialogan de manera armoniosa.
La sede, diseñada por el estudio Maxim Kashin Architects especializado en proyectos de diseño de interiores para espacios comerciales, está ubicada en la histórica fábrica de relojes SLAVA, que data de los años '20 del siglo XX. El proyecto tiene como objetivo crear una oficina moderna que mantenga el vínculo con el pasado, integrando elementos de diseño contemporáneo.
El diseño interior se basa en formas geométricas esenciales: círculos, rectángulos y líneas rectas. Los tonos dominantes son blanco y beige, con detalles diseñados para enfatizar la percepción del espacio. Los paneles verticales y los muebles, hechos con delgadas láminas de acero de solo 2 mm, evocan la estética de los "arquitectos de papel" de los años 70.
El proyecto de Maxim Kashin va más allá del plano bidimensional del Suprematismo para explorar volúmenes tridimensionales, retomando el concepto de "architectons" desarrollado por Malevich. Este enfoque se traduce en un ambiente que escenifica un diálogo entre superficies planas y volúmenes suspendidos, resaltando la tridimensionalidad del espacio.
La oficina está organizada de manera que optimiza las actividades diarias del estudio. Cada puesto de trabajo cuenta con espacios para colocar dibujos magnéticos y áreas reservadas para la consulta de grandes proyectos. Maxim Kashin se inspiró en las salas de control de la NASA, donde la disposición lineal de los puestos favorece el orden y reduce las distracciones visuales. Las paredes magnéticas permiten colocar proyectos sin crear desorden visual.
Un gran lightbox suspendido domina el espacio central, mientras columnas verticales de LED recuerdan a las históricas lámparas fluorescentes de la fábrica. Los espejos integrados amplían visualmente el ambiente y crean juegos de reflejos que realzan las geometrías abstractas.
El proyecto minimiza el uso de materiales de acabado, resaltando las paredes originales y las estructuras a la vista. Este enfoque contribuye a una estética esencial y sostenible.
Junto a la zona operativa principal, la zona de relax y la cocina presentan un patrón patentado por Kashin, inspirado en motivos suprematistas, con vívidos toques de color que estimulan la creatividad. Los mostradores y las superficies verticales presentan detalles gráficos que combinan funcionalidad y experimentación estética.
Las paredes originales y las estructuras expuestas de la antigua fábrica se mantienen para crear un vínculo con la historia del edificio. Los muebles contemporáneos dialogan con los elementos históricos, creando un equilibrio entre pasado y presente.
