Un microcosmo arquitectónico que acoge el cuerpo y el alma
En el panorama del diseño, el asiento es mucho más que un simple elemento funcional: representa un punto de contacto entre el cuerpo y el espacio, donde el gesto de detenerse se convierte en una acción primaria del habitar. En cada silla o butaca, el arquitecto condensa una visión del mundo, expresando a través de formas y materiales no solo la idea de descanso, sino una reflexión sobre el espacio y la sociedad. Célebre es la afirmación del arquitecto británico Peter Smithson, que define la silla como: una ciudad en miniatura, un lugar que refleja la complejidad de la vida urbana y social.
Entre los objetos que ejemplifican esta fusión de filosofía y funcionalidad se encuentra la butaca Milano, diseñada por Paolo Lettieri para el estudio 29 MILANO. Más que un simple asiento, se presenta como un refugio personal, un ícono estético que responde a su tiempo, transformándose en un símbolo de introspección y confort. El diseño de la butaca Milano parece encarnar a la perfección el concepto que Smithson había teorizado.